El tránsito en la autopista Panamericana en la mañana de hoy 25 de Marzo, desbordado en las primeras horas de la mañana Fuente: LA NACION – Crédito: Rodrigo Nespolo
Tras el impacto inicial y habiendo visto cómo se desarrolló el proceso, es que me propuse escribir algunas líneas (y de paso resucitar este blog), para compartir reflexiones que me surgen sobre cómo nuestro país está enfrentando este acontecimiento. Lo primero que se pudo ver es la total falta de preparación de nuestra clase dirigente actual. No hubo planificación de las medidas adoptadas, la economía va a sufrir mucho y ambas son consecuencias de falta de liderazgo.
Falta de planificación
Veamos algunas decisiones para entender por qué digo que no hubo planificación: las primeras restricciones comenzaron el lunes 9 de marzo y ya durante esa semana expertos aconsejaban realizar una cuarentena obligatoria. Pero eso recién ocurrió a partir del viernes 20 a las 00 hs. Durante todos esos días hubo medidas graduales (restricción de vuelos de ciertos países, suspensión de clases, restricción de viajes internos de larga distancia) que perjudicaron seriamente a la economía pero peor aún se perdió tiempo valioso para luchar contra la pandemia.
Punto por punto, el 13 se restringieron vuelos desde algunos países y no todos lo cual hizo que la gente siguiera volando de y hacia Argentina transmitiendo el virus y dejando ahora muchos viajantes varados en el extranjero. Mientras tanto se controlaba para las cámaras en Ezeiza pero hay quienes afirman que no ocurrió de la misma manera en los más de 70 pasos fronterizos que tiene nuestro país, ni tampoco se controló cómo realizaban los traslados a su destino final en cualquier parte del país. Para el domingo 15 se suspendieron las clases y se licenció a los trabajadores mayores de 60 años y a quienes tenían factor de riesgo.

El movimiento en la estación Constitución el 16 de Marzo, similar al habitual pero con un 50% de baja en la actividad económica. Fuente: LA NACIÓN – Crédito: Tomás Cuesta
Al día siguiente se prohibieron los viajes internos de media y larga distancia a partir del jueves a las 24 hs. Y el jueves 19 pocas horas antes de las 24 hs se decretó el aislamiento social obligatorio. Esta restricción se hizo sin ninguna previsión, dejando camiones de logística en tránsito o pasajeros de buses y aviones varados, porque se podían utilizar los ómnibus de larga distancia hasta las 24 hs del jueves, pero un minuto después estaba prohibida la circulación en el territorio nacional (no todos vivimos al lado de la Terminal de Nueva Córdoba, de la Estación Central de Tucumán o de Retiro). Incluso se anunció que aquellas personas que quedaban exceptuadas necesitaban una autorización o documentación respaldatoria para circular, pero algunos de los certificados estuvieron habilitados para ser realizados recién el día 22 de marzo en la plataforma digital de trámites a distancia (TAD)
Planificar en lugar del “vamos viendo”

Con pretensión de unidad y coordinación, pero sin un mensaje claro, Fernández armo foto con gobernadores de distintos cuadros políticos, entre ellos Perotti que había cerrado las fronteras de su provincia dos días antes. Luego le sucederían los días siguientes múltiples conferencias, decretos y anuncios.
Esa incoherencia entre las medidas generó un desajuste de actividades y del flujo de la vida cotidiana y en el medio los ciudadanos. A su vez, la dilación en la toma de decisiones generó, por un lado, que la pandemia se extienda una semana más desde cuando se tenía información para frenarla de plano, y por otro, una desorganización que afectó directamente al sector privado. Sector que es quien motoriza la economía y del que dependen el sector público y los que lamentablemente no tienen trabajo.
¿Qué hubiera mejorado si se hubiera planificado la cuarentena en vez de hacerlo al mejor estilo improvisado del “vamos viendo día a día como avanza esto”? Por un lado, se hubiera evitado faltante de productos esenciales en diversos rubros, oficinas o locales cerrados con las medidas normales de cada día y no para permanecer dos semanas clausurados, se hubiera permitido a comerciantes organizar el cierre de sus negocios sin perder mercadería, sin stockearse sin necesidad o cerrando trabajos sin tomar nuevos en vez de quedarse con trabajos a mitad de camino. Situación que generó que, por ejemplo, en muchos conglomerados urbanos periféricos o en las provincias, negocios de servicios tuvieran que seguir trabajando el viernes 20 y el sábado 21 para cerrar compromisos asumidos. Quizás esto se deba a que muchos gobernantes actuales hace mucho que viven alejados de la realidad cotidiana de los ciudadanos y les son ajenos estos ejemplos.
La economía

Persianas bajas. Facturación cero y sueldos por pagar a comienzos de abril. Muchos sectores afectados aun no reciben contención del gobierno. FUENTE: LA NACION
Ese desmadre de medidas del intervalo que se suscitó entre el viernes 13 y el viernes 20 causó un importante daño en la economía. Muchos gobernadores e intendentes licenciaron a sus empleados públicos con mucha velocidad, se suspendieron las clases y grandes empresas instauraron el “teletrabajo” como una maravilla de la tecnología aplicada al trabajo, pero pocos vieron que generaban un parate de la economía fenomenal, parate que no redujo en casi nada el contagio del virus porque seguía habiendo movimiento. Distinta hubiera sido la realidad si se hubiera permitido la planificación mediante la unificación de las fechas de cuarentena, licencias y suspensiones.
Entonces, sin solucionar el problema gravísimo y urgente del Coronavirus, por la falta de planificación y de coordinación se le generó un daño económico a muchos que son el sostén de la economía argentina. Y vaya que si vale la pena pensar en ello porque cuando la pandemia pase, hay que volver a levantar las persianas. Cuestión que no pareció ser, en ningún momento, una preocupación central del Presidente ni del resto de la dirigencia política. Tal es así que rápidos de lapicera se apuraron en aumentar distintos beneficios sociales. Erogaciones millonarias y que se dan a personas que ya tienen asegurado un ingreso, muy magro y que apenas es suficiente para vivir prestando tardía atención a otros sectores y trabajadores, que fruto de la pandemia verán afectados sus ingresos.
Argentina es un país pésimamente mal administrado desde hace un siglo y por ello no tiene la capacidad de darle a todos en esta crisis. Y el gobierno decidió darles primero a quienes ya les estaba dando, sin darse cuenta o sin importarle qué sería del futuro de tantos otros. Es así que al momento de escribir estas líneas sigue sin saberse qué será de la suerte de los ingresos de muchos cuentapropistas. Tampoco se pensó en empresas y sus empleados en relación de dependencia cuyas actividades económicas se están viendo afectadas de manera directa o indirecta por el parate total. Empleados que al finalizar la cuarentena esperan recibir sus haberes y empleadores que van a venir de más de dos semanas sin facturar. Para éstos ni justicia parecería ser la idea del gobierno y de los partidos actuales de oposición.
Falta de liderazgo

Frederic, Kicillof y Rodriguez Larreta en Puente Pueyrredón. ¿Y que pasa en el resto del conurbano?
Liderazgo es lo que más está haciendo falta en este momento de crisis. Y liderazgo no significa pararse en el Puente Pueyrredón ante las cámaras como hicieron dos gobernantes de partidos supuestamente antagónicos estos días. A pesar del “gesto”, el resto del conurbano quedó como está siempre: librado a la buena de Dios. Liderazgo significa estar pensando en el ahora y a la vez en lo que vendrá luego. El día después es también importante y no se ve a muchos pensando en ello.
Muchos periodistas y formadores de opinión merecen un capítulo aparte en esta falta de liderazgo y de decadencia de nuestra clase dirigente. En lugar de tener paciencia y tener datos fehacientes y oficiales se han peleado por la primicia, un concepto que en una sociedad hiperconectada carece ya de total relevancia. Muchos han malinformado aseverando tener fuentes gubernamentales. Han dado definiciones de futuros actos de gobierno que terminan siendo falsos o cumpliéndose de manera distinta a como tanto promocionan. Esta desinformación genera un caos en la toma de decisión de los ciudadanos y, peor aún, generan pánico. Idas y vueltas en la información, confirmaciones y desmentidas. Imposible tomar buenas decisiones con ese tipo de información.
La crisis de liderazgo en Argentina se extiende a otros sectores sociales. Como los sindicatos, que hablan de paritarias en medio de esta situación. Eso si, ni hablar de pensar en esfuerzos compartidos entre empleados y empleadores que no van a tener con qué pagar sueldos. No no, nadie escuchó gestos de pensamiento sustentables de largo plazo. Todos cuidan su quintita. Los dirigentes del deporte, por su parte, se negaban a suspender las actividades de sus clubes. Los miembros de gremiales empresarias no están defendiendo a los empresarios PyMES o emprendedores, monotributistas o autónomos.
La falta de liderazgo ante el estrés de los sistemas en los que vivimos también se manifiesta en el comportamiento en manada irracional generado por la desinformación y la falta de una firme convicción para guiar a la población. El liderazgo genera a las personas alinearse para obtener un objetivo en común. Ahora los políticos tradicionales aparecen todos juntos bajo el lema Argentina Unida. Y los periodistas presentan la cuestión como la superación de la grieta. Es que no había tal grieta cuando todos los partidos en el gobierno realizaron las mismas políticas públicas. No los relatos, hablo de políticas públicas, res et non verba.
Probablemente hoy se diga que no colabora quien señala las cosas que se hacen mal y propone alternativas y más aún, se anima a pensar en el día después. Pero es una obligación política de aquel que ve lo que se hace mal, decirlo y proponer alternativas, que se presentan en la segunda parte de este artículo a publicarse en pocos días. Luego corre por el lector decidir sobre los planteos presentados y no precipitarse a opinar sin reflexionar sobre ellos.
Propuestas

En Entre Ríos se reactiva el Hospital de la Baxada. Resta el 5% de la obra civil desde 2015 cuando el gobierno kirchnerista lo inauguro a medias. Tiene todo el equipamiento para funcionar pero entre 2015-2020 nadie se ocupo de terminarlo ni el gobierno provincial de Gustavo Bordet, que lo administra con una Sociedad del Estado, ni el nacional de Mauricio Macri. Hoy pretendiendo ser héroes en la catástrofe la provincia reactivara las obras.
Una alternativa que propongo y aún se está a tiempo de realizar es la centralización de toda la actividad pública, privada y de la sociedad civil. Argentina es un país que tiene un importante desarrollo de su sociedad civil. Sin embargo, este desarrollo de la sociedad civil, cuya capacidad de hacer muchas cosas en poco tiempo y en todo el territorio argentino ante una situación de crisis, la predisposición de empresas privadas que ofrecieron sus plantas para producir elementos sanitarios, o la buena voluntad de clubes brindando sus instalaciones se está desaprovechando en horas vitales por la inexistencia de una Defensa Civil (pónganle el nombre que quieran) dotada de potestades, herramientas y liderazgo capaz de coordinar toda esta enorme capacidad de hacer.
Incluso ésta es una oportunidad única para ensamblar un sistema de salud fragmentado y desfinanciado, convergiendo a un Sistema Nacional Integrado de Salud que coordine la actividad pública, privada y de obras sociales. Antecedentes de proyectos o experiencias sobran: Domingo Liota en 1974, Hermes Binner cuando fue Diputado Nacional, o los sistemas actuales en Uruguay, Inglaterra o Irlanda, por citar algunos ejemplos.
En materia de asistencia al sector privado, se debería trabajar en un esquema de postergación de pagos de impuestos y cargas sociales y redistribuir el dinero que se destinó a duplicar la AUH o los bonos a jubilados incluyendo subsidiar parte de los sueldos de los trabajadores en blanco del sector privado. Es un buen momento para empezar a pensar en bajar dicha carga social y en actuar firme y decididamente en blanquear la porción en negro de la economía. Si se da asistencia a empleados en negro ya estará esa persona en el sistema. Es un comienzo. Todos ganaríamos. Pero eso requiere de capacidad y de voluntad política que hoy nuestra clase dirigente no tiene.
En materia de telecomunicaciones, se ha visto como las televisoras públicas de diferentes países en coordinación con sus organismos de dirección educativa ministerial realizaron contenido especial para los niños y adolescentes como complemento educativo. Argentina cuenta con un canal de TV abierta, con los canales Encuentro y Paka-Paka que se ven por algunos cableoperadores, además de otras señales que se transmiten por TDA. La infraestructura existe, hay que ponerla a funcionar para la situación en la que vivimos y dejar de mostrar tanta receta de cocina por los medios públicos.
Existen infinidad de problemas preexistentes para analizar y de otras propuestas para realizar que serán materia de futuras publicaciones, que ahora que hay tiempo en casa, se podrá escribir y debatir. Lo más importante es dejar de hacer las cosas de la manera desorganizada y mediocre como ha hecho la dirigencia argentina en múltiples ámbitos en años y años. Esta es una oportunidad de sacar lo mejor de nosotros, pero eso no sucederá si seguimos haciendo lo mismo de siempre con los mismos personajes de siempre. Viene un tiempo nuevo, distinto del que conocemos donde las viejas recetas no sirven más. Es tiempo de pensar en políticas para la república que solucionen los problemas de la gente y quien no esté a la altura que de un paso al costado. Somos muchos los que nos estamos preparando hace tiempo para afrontar momentos decisivos como estos.